Las finanzas también se pasan al 2.0

Fintech es un término compuesto de las palabras inglesas finance (finanzas) y technology (tecnología), y se refiere a la evolución que ha tenido el mundo financiero gracias a los avances en las tecnologías de la información y las comunicaciones. Ello ha permitido a la industria financiera ofrecer más productos, más eficaces, más adaptables y llegando a un público más amplio. Por ende, todas las compañías en general se han beneficiado de una mayor rentabilidad en los productos financieros.

El término fintech también se refiere a las propias compañías que ofrecen productos financieros dentro de este marco, la mayoría start-ups que se mueven muy bien en el mundo virtual. Las fintech se adaptan y evolucionan rápido, y así logran captar a nuevos clientes que las empresas financieras clásicas acaban perdiendo por ser lentas en la adopción de nuevas tecnologías.

Todo el mundo sabe lo que significa “fintech”

Aunque no se haya escuchado nunca hablar de ello, el fintech no es nuevo para nadie. Todo el mundo ha oído hablar de Paypal, Stripe o Funding Circle. Ellos fueron los pioneros -y siguen en la cresta de la ola- en ofrecer servicios financieros a dos clics (y ahora con los smartphones, a dos toques). Básicamente el fintech se trata de eso: la digitalización de las finanzas de las empresas a través de la tecnología. Cambiar las ventanillas y las colas por el smartphone o el portátil, ganando en rapidez, comodidad y, sobre todo, en rentabilidad en los servicios.

Un sector en auge

El capital que mueve este sector crece exponencialmente cada año y cada vez son más las compañías que ofrecen sus servicios de forma electrónica. Desde pagos y cobros e inversión bursátil, pasando por compra y venta de divisas, hasta los préstamos y la financiación.

Las fintech han entrado para quedarse, y la empresa que no consiga adaptarse a la tecnología lo va a tener muy difícil para poder sobrevivir. Como muestra de ello, los siguientes números: de toda la inversión que hubo en start-ups en 2015, el 21 % fue a parar al sector de las fintech. Y las cifras siguieron subiendo en 2016 y seguramente lo hagan también en 2017.

Mayor competencia, mejores precios

La irrupción de la tecnología en el sector de las finanzas ha permitido la entrada de nuevos actores a un mercado ocupado, mayoritariamente, por compañías tradicionales. Ello ha generado más dispersión, una reducción del margen de beneficio y de la cuota de mercado de las compañías tradicionales, que se han visto obligadas a adaptarse para no perder rentabilidad. Los beneficios para el consumidor han sido una bajada de los costes financieros y operativos. La lección está clara: las empresas deben implementar las nuevas tecnologías a sus finanzas.

 

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